Todos somos diferentes a la hora de dormir. Algunas personas quieren sentir como el colchón les envuelve obteniendo la sensación de estar durmiendo sobre una nube de algodón. Otros aprecian mucho más un lecho firme que no ceda en exceso.
Los especialistas recomendaban hace años una cama muy dura para evitar los problemas de espalda, pero hoy se ha demostrado que no es lo mejor. De hecho, los famosos colchones de látex que tanto se vendieron hace algo más de una década ya casi no se venden porque su dureza hacía que las personas con problemas de inflamación articular tuvieran dolor al dormir.
Hoy se apuesta por colchones descanso que cedan al peso del cuerpo, tal como hace la viscoelástica. Pero incluso este material tiene diferentes grados. Un colchón con una capa fina de viscoelástica notará más las condiciones del material que lleve en su interior, sea espuma, látex o muelles, mientras que uno con una capa muy gruesa dará una sensación más intensa de mullido.
Pero, ¿qué pasa con las personas que se han comprado un colchón de látex en el pasado y ahora descubren que no es lo más cómodo para ellos? Se trata de colchones muy caros que, por supuesto, no pueden ser desechados como si fueran sábanas con un tacto que no nos agrada. Por suerte, hay una buena solución para esto.
En muchas tiendas de colchones es posible comprar los llamados colchoncillos o toppers para colocar encima del colchón. No son protectores, sino que son colchoncillos más gruesos con una capa de diferente espesor que puede ser de viscoelástica o de plumas. Esto le da al colchón un acabado diferente y mucho más agradable.
Es, en resumidas cuentas, como añadirle una capa al colchón, pero escogiendo el grosor y el material que se le aplica. Aunque no son baratos, salen a cuenta cuando se ha invertido mucho dinero en un colchón que luego no resulta como esperábamos porque no hemos escogido bien los materiales.
La mejor forma de acertar con un colchón es apostando por la viscoelástica combinada con muelles para quien quiera una gran adaptabilidad o combinada con látex o espuma si se desea un mayor grado de firmeza. Para quienes disfruten sintiendo un colchón mullido la capa de viscoelástica debe de ser gruesa mientras que quienes prefieran adaptabilidad, pero más natural, deben de apostar por una capa más fina.