Aprender a contar sin palabras

Suena muy poético y en la práctica en gran parte lo es. La fotografía es el arte de contar con imágenes; de captar la esencia de cada persona en un retrato y la atmósfera en cada paisaje, o hacer emerger de la nada lo que de alguna manera el fotógrafo sí sabía que estaba ahí. Porque hay que tener instinto para ser fotógrafo y saber cuándo disparar y congelar ese fragmento de vida que se convertirá en una imagen única. Pero sin el dominio de la técnica que la sustenta, es casi milagroso lograr una buena foto que, por otra parte, será más rica cuantos más referentes tengamos que agudicen y despierten nuestra mirada. Al menos hoy en día estos elementos pueden estudiarse en la reciente especialidad del grado en fotografía y creación digital.

 

Por ahora, es el único grado en fotografía que actualmente existe en España y lo imparte el Centro Universitario de Artes TAI. Son cuatro años en de aprendizaje en los que, al terminar, se sale con una doble titulación, un Experto en Comunicación Audiovisual que se va cursando a lo largo de la carrera y que incluye contenidos de redes sociales y marketing, entre otros conceptos. El plan de estudios tiene una clara división en dos etapas de aprendizaje: primero y segundo asientan las bases de aspectos técnicos y conceptuales. Es a partir de tercero que se incluyen talleres monográficos sobre moda, paisajes, arquitectura, etc. y se aprenden las herramientas y los flujos de trabajo de cada área. Es una panorámica completa para que el alumno diversifique sus conocimientos y pueda luego elegir dónde y cómo especializarse. 

 

Entre los profesores de TAI hay referentes actuales de la fotografía de todos los géneros, como Nacho Pinedo y Federico Baixeras, profesionales en activo de largo recorrido en publicidad, moda y edición, Lurdes R. Basolí, con una perspectiva más documental, o Jon Cazenave y María Platero, desde territorios más artísticos. Todos ellos, trabajan bajo un método que es el buque insignia del centro: una pedagogía práctica e interdisciplinar, asentada en una enseñanza personalizada, con seguimientos individuales a cada estudiante. 

 

El grado en fotografía es un logro que ha conseguido condensar en cuatro años conocimientos y técnicas que a muchos profesionales les ha costado toda su carrera adquirir, pero bien es cierto que la personalidad propia de cada fotógrafo es algo único, que quizás nadie pueda enseñarte. Pero es justo ahí donde una carrera universitaria debería enfocar sus esfuerzos: en potenciar la voluntad de explorar esa geografía desconocida, llena de universos y miradas posibles.