Me he quedado compuesto y sin móvil. Me la jugué y perdí. Es lo que ocurre cuando uno se pasa de listo o piensa que todo puede bajar más. Llevo tiempo queriendo comprar un móvil pero no acababa de dar el paso. Tampoco es que sea un gran experto en ofertas móviles pero he intentado últimamente tratar de detectar qué época del año es la mejor para comprar un móvil por menos dinero. Lo que he aprendido estos días es que es mejor no esperar más allá de febrero.
Había mirado los precios de las principales compañías pero ninguna me convencía del todo. Consideraba que podían bajar más. Busco un terminal premium, aunque no tengo definido exactamente el modelo ni la marca. Prefiero apostar sobre seguro, y aunque hay muchas marcas, me quedo con las dos principales: Apple y Samsung. También sé que quiero contratar seguro para movil porque he tenido algunas malas experiencias y me siento más tranquilo si lo contrato.
Tampoco es que me fíe mucho de las rebajas de enero, pero estuve atento a los cambios que se produjeron en las tarifas de las principales compañías. Y encontré una que me pareció muy potente. ¿Cuál fue el problema? Que la dejé madurar demasiado. Es verdad que el mayor defecto del consumidor es la impaciencia… pero tampoco hay que pasarse de pacientes porque las ofertas no se mantienen eternamente. Por un momento pensé que la mega oferta podía bajar todavía un poco más, pero no: al final, el terminal, que incluía contratar seguro para movil tal y como yo quería, subió más de 200 euros al terminarse la oferta. Y me quedé con cara de tonto, como dice el famoso eslogan.
Una de las conclusiones que he sacado de todo esto es que febrero suele ser un mal mes para comprar móvil o cambiar de tarifa porque muchas compañías, sobre todo las principales, lo eligen para hacer una subida de precio. Las ofertas se evaporan y, de repente, cambia todo, incluso hasta el nombre de las tarifas. Así que tal vez espere un poco más para ver si vuelven las ofertas…