Cuando se tiene un bebé es normal decorar la habitación de una forma especialmente pensada para esta etapa: una camita pequeña, muchos muñecos y adornos que hacen referencia a esta etapa en la vida de cualquier persona. Pero una vez que la niña tiene seis o siete años, seguramente comience a rechazar este tipo de habitación porque se sienta que ya es mayor para eso y quiera algo totalmente diferente.
No todas las niñas son iguales y por eso lo mejor es escucharla para saber qué es lo que le apetece porque a esa edad ya comienza a desarrollar su personalidad y gustos propios de una manera muy evidente. Algunas niñas querrán una habitación de princesa Disney, con tonos azules y rosas, una cama con dosel y un bonito estor paqueto con volantes. Querrá que su habitación la haga sentir como en uno de esos cuentos de hadas que tanto le gustan.
Otras niñas son más amantes de otro tipo de personajes de ficción, como los que protagonizan las series japonesas. Las estéticas del manga en sus versiones más femeninas e infantiles pueden ser las que protagonicen las habitaciones de estas pequeñas que querrán ver como su cuarto es dinámico, colorido y las hace sentir que pueden tener poderes, volar o convertir a su gato en todo un héroe con el que viajar y vivir aventuras.
La cultura pop está ya muy presente a esas edades y tal vez tu hija sueñe con ser una cantante de moda y quiera tener en su habitación su propio escenario en el que ensayar sus bailes y sus canciones, con un micrófono incluido. Por supuesto, no puede faltar la colcha con el rostro de su cantante favorita y un estor paqueto en colores a juego. Un pequeño escenario puede ser una buena decoración para las habitaciones de estas futuras estrellas que se sentirán como en un sueño cada vez que ensayen.
Por supuesto, no pueden faltar las niñas que no tienen claro por ahora por donde quieren ir y que van a coger un poco de cada mundo para mezclarlo y convertir su cuarto cada día en algo diferente. Para estas mentes inquietas lo mejor son los muebles muy sencillos y que les permitan tener espacio para crear cada día un escenario diferente para sus juegos, ya sea una casa de muñecas o un circuito para coches de carreras.