La colonoscopia es una de las pruebas más habituales cuando se trata de como detectar cancer de colon a tiempo en personas con riesgo. Sin embargo, muchos tienen miedo a realizarla y cuando el médico les recomienda pasar por esta prueba rehusan hacerlo. ¿Hay motivos para este temor? Desmontemos los mitos sobre la colonoscopia uno por uno.
-La preparación es muy latosa: Es cierto que hay que seguir un protocolo para prepararse para una colonoscopia. Dado que hay que realizar cambios en los hábitos alimenticios durante unos días a fin de limpiar totalmente el intestino, la persona puede sentir hambre o puede estar un poco incómoda respecto a las comidas, pero son muy pocos días. El día anterior a la prueba es normal que se tengan que tomar laxantes para acabar de limpiar el organismo y por tanto haya que permanecer en casa sin poder acudir al trabajo. Pero en cualquier caso, no es más que una pequeña incomodidad sin más.
-La prueba es muy dolorosa: No es cierto. Sobre todo porque la prueba se suele realizar bajo sedación. Hoy ya no es habitual que se lleve a cabo por otro sistema, no solo por la comodidad del paciente, sino también por la del propio profesional. En cualquier caso, la prueba es más molesta que dolorosa propiamente dicho.
-Tras la colonoscopia se pasa muy mal: Tampoco es verdad. Es cierto que para poder ver bien el intestino se introduce aire en el interior y algunas personas pueden tener molestias por esto. Pero son solo gases que se alivian rápidamente. En caso de que las molestias lo requieran se puede tomar alguna pastilla sin receta para el alivio de los gases, como el Aerored y si se sufre algún cólico una Buscapina o similar. Pero, normalmente, no es necesario tomar nada porque tras acudir al baño el problema se soluciona.
-Es mejor no saber nada: La peor de las excusas. Si la colonoscopia detecta un problema, lo mejor es saberlo cuanto antes ya que un cáncer de colon en una fase inicial tiene muchísimas posibilidades de curación sin que queden prácticamente secuelas. Un cáncer más avanzado puede hacer que el paciente tenga que convivir con una bolsa el resto de su vida y si se detecta en un estadio en el que ya hay metástasis, las esperanzas de vida se van a ver drásticamente reducidas.