Cuando el otro día fui a un supermercado entré en uno de sus pasillos y me encontré con la sección de las mantequillas y me sorprendió que todavía sigan fabricando mantequilla en barra como la que tomaba en casa de mis tíos en el desayuno y la merienda cuando yo era un niño pequeño. Además aquella mantequilla estaba realmente buena porque llevaba sal y en aquella época no era fácil encontrar una mantequilla con sal, si no recuerdo mal aquella mantequilla creo que era holandesa.
Recuerdo que después de pasar todo el día en la playa o andando en bici, en casa de mis tíos siempre se preparaban una merienda para los adultos de la que me dejaban participar y fue ahí donde descubrí la aquella mantequilla con sal que estaba tan rica, además hacían unas tostadas con los restos del pan de la comida que estaban muy buenas.
Hasta el otro día que vi la mantequilla en el supermercado y todos esos recuerdos afloraron en mi mente como si hubiese sucedido ayer mismo. Los recuerdos de la juventud los tienes guardados hasta que algo hace que los recuerdes de golpe otra vez. Pero es curioso los recuerdos que se tienen, porque he querido recordar algunos momentos de mi niñez y me es demasiado difícil sin un detonante que me refresque la memoria, y después hay otros recuerdos menos importantes que recuerdas siempre sin ningún problema. Y a medida que pase el tiempo va a ser mucho más difícil recordar lo que hicimos cuando éramos jóvenes, ya me cuesta a veces recordar lo que he comido ayer como para recordar lo que hice hace cincuenta años. Aunque supongo que eso cada vez va a ser más normal, ya que y no es que sea demasiado joven y aunque haga ejercicios para mejorar la memoria el envejecimiento no hay quién lo detenga.
Espero que cuando llegue a anciano todavía tenga la mente lúcida para poder recordar un montón de cosas de las que ahora mismo no me puedo acordar, porque la gente anciana que conozco no es que recuerden demasiado.