Cómo viajar a las Cíes 

Aunque es muy fácil, es cierto que algunos viajeros tienen dudas antes de organizar su viaje a las islas Cíes. Y es que estas islas no son como cualquiera. Se trata de un espacio protegido que forma parte del Parque Nacional Marítimo-Terrestre de las Islas Atlánticas, uno los pocos territorios en la península ibérica que tiene este reconocimiento.

El hecho de tener un estatus especial supone una especial protección, pero también diversas exigencias en cuanto al mantenimiento del entorno natural, principalmente en lo que a presencia humana se refiere. Existe un férreo de los desplazamientos a las islas para no alterar el entorno, así como normas muy estrictas. De ahí que se exija una autorizacion illas atlanticas xunta.

Aunque ahora con el tema de la pandemia nos hemos acostumbrado a tener que solicitar diferentes autorizaciones para ir a casi cualquier sitio, es cierto que no es lo más habitual. Pero, como decimos, es un proceso muy sencillo. Lo primero que debemos hacer es acudir a la web oficial que ha habilitado la Xunta para solicitar la autorización. Como siempre que se trata de internet, fíjate bien en que se trata de la web oficial. 

En la web deberás introducir una serie de datos tanto sobre la persona solicitante como sobre el resto de personas que viajan a la isla en caso de que se vaya acompañado. Una vez completado el trámite, recibirás un código de prereserva provisional que caduca a las dos horas. Es este código el que deberás usar para comprar el billete en una naviera autorizada. 

Es importante que recuerdes que debes solicitar la autorización illas atlánticas xunta para conseguir el código de prereserva antes de adquirir el billete. Una vez que introduces el código y adquieres el billete recibirás en un tu correo electrónico la autorización definitiva para viajar a las Cíes ya que es condición indispensable contar con un billete con una naviera autorizada. 

Así de fácil. En media hora puedes tener todo el proceso completado. Y prepárate para disfrutar porque no hay cosa igual que las islas Cíes en toda España…


Mi nuevo ordenador 

Todo el mundo que me conoce sabe que soy un pesado a la hora de comprar, un pesado en el sentido de tomarme mucho tiempo para decidir. Y cuando digo mucho, es mucho: puedo pasarme semanas o meses decidiendo. Recientemente volví a poner a prueba la paciencia de los que me rodean con la compra de un ordenador personal. El mío dijo ‘basta’ y había que sustituirlo. Pero mientras miraba PCs usé un viejo portátil que todavía funcionaba bastante bien.

Soy de los que para trabajar prefiere un ordenador personal. Sé que hoy en día cada vez más gente usa un portátil, pero, en mi caso, como trabajo casi en exclusiva en casa no veo necesidad de tener un portátil como instrumento prioritario de trabajo. No cabe duda de que un PC siempre va tener más potencia y capacidad que un portátil a un precio más ajustado así que para mí es una buena compra.

Pero, además, yo siempre prefiero equipos informaticos a medida. Y es aquí donde está el ‘problema’. Un ordenador está formado por diversos componentes que van del procesador a la tarjeta gráfica, el ventilador, la placa base o la propia pantalla. Y a mí me gusta dominar todos los componentes que voy a comprar… sin ser un especialista. Sé que hay muchos que tienen un gran dominio de la informática y lo tienen fácil para distinguir una cosa de otra, pero yo tenía que hacer un curso acelerado de componentes informáticos en unas semanas. 

Y así fue como la compra de equipos informáticos a medida se fue retrasando en el tiempo. Dedicaba cada día a revisar un componente. Me hice hasta una lista con aquellos productos que más me gustaban o creía que se adaptaban a mis necesidades antes de acudir a la tienda para preguntar. Y todo este proceso llevó mucho tiempo. Pero un buen día mi viejo portátil también dejó de funcionar y me quedé sin nada y tuve que correr para comprar el ordenador que ya más o menos tenía en mente. Supongo que, a veces, hay que pensarse las cosas un poco menos.


¿Por qué están de moda los quesos franceses?

Francia es un país con una gastronomía muy rica y variada. Al igual que sucede con los españoles, el francés disfruta comiendo, tanto en familia como con los amigos y los alimentos están muy ligados a sus celebraciones y cultura.

Todos conocemos los vinos franceses y su fama y ahora también estamos comenzando a descubrir sus quesos. No es que sean una novedad en nuestra vida, ya que en España dos de las principales cadenas de supermercados son francesas y desde siempre han tenido productos de este país, entre ellos quesos. Pero lo cierto es que en su mayor parte son quesos de producción industrial en lonchas para bocadillos o algunos productos de picoteo, pero poco queso de alta calidad.

Son precisamente esos quesos de mayor calidad los que comienzan ahora a llegar a nuestro país de una forma mucho más numerosa gracias sobre todo a las tiendas online. En estos establecimientos, Comprar quesos franceses es muy fácil y también muy económico, especialmente comparándolo con las tiendas de productos de importación a las que recurríamos hace unos años.

Además del precio, en estas Webs hay una ventaja muy importante, y es que en algunas de ellas te ofrecen mucha información sobre los productos. Por ejemplo, en el caso de los quesos puedes saber si se trata de un queso fresco, semicurado o curado. Si está hecho con leche de vaca, de oveja o de cabra o si es mezcla y también referencias a su sabor: fuerte, afrutado, cremoso…

Con toda esta información hacer la compra de quesos franceses es mucho más sencillo y gratificante porque es más fácil acertar y que lleguen a tu casa productos que sean de tu agrado y que te ofrezcan exactamente lo que estabas buscando.

Entre la gran variedad de quesos franceses destacan los suaves, como el Coeur de Neufchâtel, un original queso con forma de corazón y con un sabor muy similar al Brie. Pero también quesos como el Mimolette, al estilo de Edam holandés y que puede comerse tanto cuando es joven como cuando ya está más curado y su sabor es más intenso.

Entre las variedades de oveja podemos destacar el Ossau-Iraty, que envejece en cuevas y tiene un sabor muy personal y característico que gusta a los auténticos amantes de los quesos con carácter, que no fuertes. Y para finalizar nuestra recomendación, mencionaremos al queso Brocciu, que es un fantástico ejemplo de queso de cabra y oveja fresco muy similar a un requesón.