Recibir la eucaristía tiene un coste medio de dos mil a cinco mil euros en España, según la Asociación Española de Consumidores. De todos los gastos, el vestuario es uno de los más cuantiosos porque se confecciona a medida por boutiques especializadas en primeras comuniones. Para economizar esta inversión, cada vez más progenitores optan por alquilar los vestidos de comunión niñas y niños, pero los expertos desaconsejan esta solución.
Aunque el sistema de tallaje cumple su función para la ropa casual, las comuniones, bodas y otras ceremonias de importancia exigen una etiqueta más distinguida y solemne, no siempre la más cómoda. Para las pequeñas comulgantes, el desajuste entre el vestido y sus medidas es una fuente de incomodidades que pueden arruinar uno de los días más felices y esperados.
De ahí que la indumentaria a medida sea una recomendación tan extendida en el sector de las comuniones. Además del confort, otro de sus beneficios es la capacidad para realzar y embellecer la propia silueta, pues las prendas holgadas, incluso ligeramente tienden a generar efectos indeseados.
Como inversión, los vestidos y complementos de Primera Comunión tienen un recorrido mayor de lo imaginado. Tanto es así que, en muchos casos, se reutilizan en eventos nupciales, fiestas de Año Nuevo y otros acontecimientos destacados. Bastan unos arreglos menores para reacondicionar su falda, mangas, etcétera, y darle una segunda vida, rentabilizando así este gasto, de hasta mil euros.
La toma de medidas, tan habitual en siglos anteriores, no supone ningún trance para los comulgantes. Es un proceso de veinte minutos aprox. en el que, con ayuda de un metro, se determina el diámetro del torso y la cintura, la distancia entre los hombros, el contorno del brazo, la longitud de la manga desde el hombro y el largo total, calculado siempre en una postura erguida y con el calzado puesto.