Parece que la cultura visual puede con todo, pero si se trata de promocionar la imagen de un negocio, hasta el tacto es importante. Porque por muy bien que gestionemos nuestra imagen en redes siempre existen otros mecanismos ‘clásicos’ que no debemos rechazar. ¿Os acordáis de cuando una buena tarjeta de visita era nuestra mejor presentación? Pues en el siglo XXI sigue siendo un elemento sencillo de promoción que nunca conviene descartar.
Y lo decimos con conocimiento de causa porque llevamos trabajando mucho tiempo en este sector y sabemos cuándo un proyecto de promoción tiene éxito y cuándo no. Pero no tenemos, ni mucho menos, una varita mágica, sino que hemos aprendido como todos, a base de acierto y error. Entonces, ¿pueden los Tarjetones de visita ayudarnos a dar a conocer nuestro negocio, a que nuestros potenciales clientes nos recuerden, y nos recuerden bien? Por supuesto, para eso estamos nosotros.
¿Y cómo diseñar un buen tarjetón de visita? Lo más importante es pensar en el tipo de cliente al que va dirigido y en base a ello organizar el diseño. No es lo mismo un tarjetón de visita de una tienda de moda que de un restaurante o de una empresa inmobiliaria. Todos tienen en común la necesidad de afianzar su imagen con un elemento físico que recuerde a los clientes sus servicios. Pero su tipo de cliente varía.
Por eso nosotros damos mucha importancia al target a la hora de elaborar nuestros diseños para los Tarjetones de visita. Pero también intervienen otros elementos como el propio tamaño. Una tarjeta de gran tamaño no se puede guardar en la cartera, sus objetivos son otros. A menudo acompañan otros elementos de marketing como carpetas, libros o catálogos.
Por lo tanto, a la hora de solicitar una impresión de tarjetas de visita de gran tamaño hay que estar seguro del uso que se le va a dar y en qué contexto, como pueda ser una feria o una demostración de los productos y los servicios que ofrecemos. Pero de cualquier manera es evidente que los elementos físicos aún tienen mucho que decir en el marketing.