María había vivido en el mismo barrio durante toda su vida, pero sentía que le faltaba algo. Un día mientras estaba caminando por las calles de su barrio, encontró una nueva floristería llamada Plantas Vigo. Estaba impresionada por la variedad de plantas y flores que ofrecían, así como también por la amabilidad de los dueños.
María decidió entrar para ver si alguno de los productos le interesaban, y pronto descubrió que habían muchas plantas hermosas que ella podría comprar para decorar su hogar. Después de conversar con los propietarios, se enteró de lo especiales que eran estos lugares: algunas veces toman trabajadores discapacitados para ayudarlos a reintegrarse a la sociedad y les dan un trabajo estable en sus locales.
María se sintió más animada cuando supo sobre este gran proyecto y decidió adoptar una planta como bienvenida a su casa recién adquirida. Para ella fue un regalo especial no solo para alegrarla sino también para agradecerle a la floristería por hacer cosas increíbles por el vecindario. Y desde ese día, toda vez que María necesita un recuerdo o algo para decorar, siempre busca primero en Plantas Vigo.