¿Por qué hay tanto cáncer? 

El otro día estaba hablando con un amigo y me soltó una frase que escucho mucho últimamente: ¿por qué ahora hay tantas personas con cáncer? Me dio que pensar: ¿realmente es así? ¿realmente existen más casos de cáncer que antes? Pues es todo bastante relativo. Los expertos no se ponen muy de acuerdo y es que la explicación requiere algo más que un sí o un no. 

Pongamos de ejemplo el tumor en el higado. ¿Hay más casos que hace cien años? Desde luego que los hay, primero porque somo muchísimos más que hace 100 años. Parece de Perogrullo pero es un aspecto que no hay que olvidar: a más gente, más enfermedad, más de todo. Otra cuestión son los hábitos de vida y el desarrollo socioeconómico. ¿Hay más tasa de incidencia de cáncer de hígado? También. Y esto se debe, entre otras cosas, a la mayor longevidad de las personas en los países desarrollados. 

Si la esperanza de vida es de 50 años es mucho menos probable que aparezcan cánceres que suelen están más habitualmente asociados a edades avanzadas. Pero si la esperanza de vida en muchos países occidentales roza o supera los 80 años es más lógico que una enfermedad como esta tenga más incidencia que hace dos siglos. ¿Y los hábitos? Si ahora consumimos más alcohol que hace un siglo, una de las causas decisivas del tumor en el hígado, también es vinculante que tengamos más casos de esta enfermedad. 

Pero el sentido de la pregunta que se hacía mi amigo era si el cáncer es una enfermedad “moderna” como se puede decir que es el virus VIH. Pues no, no lo es. El cáncer es una enfermedad que siempre ha estado ahí, por decirlo así. No olvidemos que el cáncer se debe al mal funcionamiento celular algo propio de organismos muy complejos como el humano. 

Así que no, no es una plaga del siglo XXI ni nos ha castigado un dios por mirar tanto el móvil. Es simplemente uno de los precios que hay que pagar por poder disfrutar de la aventura de ser humanos.


¿Debo de tener miedo de una colonoscopia?

La colonoscopia es una de las pruebas más habituales cuando se trata de como detectar cancer de colon a tiempo en personas con riesgo. Sin embargo, muchos tienen miedo a realizarla y cuando el médico les recomienda pasar por esta prueba rehusan hacerlo. ¿Hay motivos para este temor? Desmontemos los mitos sobre la colonoscopia uno por uno.

-La preparación es muy latosa: Es cierto que hay que seguir un protocolo para prepararse para una colonoscopia. Dado que hay que realizar cambios en los hábitos alimenticios durante unos días a fin de limpiar totalmente el intestino, la persona puede sentir hambre o puede estar un poco incómoda respecto a las comidas, pero son muy pocos días. El día anterior a la prueba es normal que se tengan que tomar laxantes para acabar de limpiar el organismo y por tanto haya que permanecer en casa sin poder acudir al trabajo. Pero en cualquier caso, no es más que una pequeña incomodidad sin más.

-La prueba es muy dolorosa: No es cierto. Sobre todo porque la prueba se suele realizar bajo sedación. Hoy ya no es habitual que se lleve a cabo por otro sistema, no solo por la comodidad del paciente, sino también por la del propio profesional. En cualquier caso, la prueba es más molesta que dolorosa propiamente dicho.

-Tras la colonoscopia se pasa muy mal: Tampoco es verdad. Es cierto que para poder ver bien el intestino se introduce aire en el interior y algunas personas pueden tener molestias por esto. Pero son solo gases que se alivian rápidamente. En caso de que las molestias lo requieran se puede tomar  alguna pastilla sin receta para el alivio de los gases, como el Aerored y si se sufre algún cólico una Buscapina o similar. Pero, normalmente, no es necesario tomar nada porque tras acudir al baño el problema se soluciona.

-Es mejor no saber nada: La peor de las excusas. Si la colonoscopia detecta un problema, lo mejor es saberlo cuanto antes ya que un cáncer de colon en una fase inicial tiene muchísimas posibilidades de curación sin que queden prácticamente secuelas. Un cáncer más avanzado puede hacer que el paciente tenga que convivir con una bolsa el resto de su vida y si se detecta en un estadio en el que ya hay metástasis, las esperanzas de vida se van a ver drásticamente reducidas.


La Ruta 66 con 66 años

Soy un apasionado de las motos y un gran aficionado al mundo del motor en general. Me encanta el rock clásico y me fascina la cultura de los años 50 en Estados Unidos. Con esos ingredientes no os extrañará nada que uno de mis grandes sueños haya sido hacer la Ruta 66. Pero nunca pude… hasta ahora.

Tengo muchos amigos moteros que sacan tiempo de donde sea para dedicarse a su gran pasión, pero por mi trabajo yo nunca he podido compartir demasiado tiempo con ellos. Usaba la moto para ir a trabajar y salir algunos fines de semana pero nunca pude hacer grandes viajes: ni mi trabajo ni mi situación familiar me lo permitía.

Y llegó la noticia. Justo unos meses antes de jubilarme me empecé sentir mal y fui al médico. No me esperaba nada de aquello. Tuve que preguntar que es metástasis en el hígado mientras me daba cuenta de que mi vida iba a cambiar, pero de otro modo al que yo esperaba. Con la jubilación pensaba darme algunos caprichos a modo de viajes, “ahora que iba a tener tiempo”, pero la noticia de la enfermedad fue un jarro de agua fría.

Después de unas semanas de pensarlo bien me presenté en el médico y le comuniqué mi decisión: me iba a Estados Unidos a hacer la Ruta 66. Con mi edad (tenía 66 años) era el momento perfecto, ¿no? A mi médico también le gustaba las motos, y además de explicar muy bien que es metástasis en el hígado también sabía cambiar un caballete lateral. Me dijo que entendía mis ganas de hacer algo diferente, pero que podía ser un riesgo teniendo en cuenta mi estado. Me dio libertad para tomar la decisión. Me despedí: “te traeré una chapa cuando vuelva”. Me dio la mano y se rio.

Ya llevo un par de semanas en Estados Unidos y aunque de vez en cuando me siento un poco débil, he hecho muchos amigos que me ayudan en mi viaje. Está siendo una experiencia inolvidable: por fin mi moto y yo hemos cumplido el sueño de surcar el Oeste americano. Y ya he comprado la chapa para mi médico motero.


¿Cuál es el tipo de cáncer de mama más común?

El cáncer de mama es uno de los más frecuentes en mujeres y dentro de los diferentes tipos de carcinomas que se pueden encontrar, el cancer de mama infiltrante es el más común. Un 80 % de los casos en los que se presenta un carcinoma es de este tipo. Por desgracia, estamos hablando de una enfermedad invasiva que ataca a los tejidos de la mama y, si no se frena a tiempo, puede extenderse a otros órganos a través, por ejemplo, del sistema linfático.

Cuando se detecta un tipo de cáncer infiltrante los médicos recomiendan que se extirpe la mama por completo aunque todavía esté en sus inicios. Esta es la única manera de que la zona quede totalmente limpia y de prevenir que pueda saltar a otras partes del cuerpo ya que una vez que se produce la metástasis es mucho más difícil de controlar y de obtener un buen pronóstico.

Para la mayoría de las mujeres un diagnóstico de cáncer de mama es un gran mazazo, pero también lo es la noticia de que se le va a quitar un pecho. Pero actualmente, gracias a todos los adelantos en el campo de la cirugía estética, este va a ser el menor de sus problemas.

Al quitar una mama se puede hacer de maneras muy diferentes según el grado de afectación de la enfermedad. Cuando el carcinoma está en sus inicios los daños son mucho menos que cuando se trata de un problema avanzado en el que ya se implica retirar también tenido del costado y la axila causando un mayor impacto estético.

Cada mujer debe de ser estudiada de manera individual, pero hay casos en los que el implante de mama y la reconstrucción se lleva a cabo sin dilacción. Esto es bueno para ella desde el punto de vista psicológico, ya que no va a ver un cambio físico tan grande. Pero en otros casos es necesario quitar la mama y esperar antes de realizar ningún tipo de operación.

La reconstrucción del pecho cuando ha pasado un tiempo tras la extirpación de la mama se lleva a cabo por parte de cirujanos plásticos especializados para conseguir un resultado natural y satisfactorio. En algunos casos se aconsjea operar ambas mamas para que se vean igualadas, sobre todo si el pecho sano está caído o tiene alteraciones en la forma.