Graduar la luz 

Ahora que casi no se puede viajar a ningún lado me contento con mi casa que es como vivir en dos hemisferios o en dos estaciones del año diferentes. Por un lado, tengo el salón que es como el Sahara en verano y luego el dormitorio que es el Ártico. Es lo que tiene que la casa esté en la esquina del edificio: en el salón y la cocina nos da el sol todo el día, pero en la parte del dormitorio, al tener un edificio en frente y otra orientación, nada de sol. De esta forma, sobre todo en invierno, se nota mucho el cambio de temperatura.

Lo curioso es que el salón al tener grandes ventanales y un mirador, por la noche también es un congelador. La ‘culpa’ la tienen los propios ventanales y el aislamiento de forma que si permaneces en silencio se oye como el viento penetra en el salón y hasta sientes una pequeña corriente de aire. Pero no se puede tener todo: yo prefiero tener mucha luz y buenas vistas a cambio de un poco de frío.

De todas formas, para mejorar la confortabilidad y la temperatura de la casa tenemos desde hace tiempo estor noche y dia tanto en el salón como en el dormitorio. ¿Para qué sirven? Son un tipo de estor que permite la graduación de la luz, de forma que se adapta a diferentes fases del día, como su nombre indica, pero también a diferentes épocas del año. De esta forma, en verano, lo cerramos buena parte del día lo que hace que la temperatura no suba tanto, y en invierno los abrimos para dejar entrar más luz.

El estor noche y día a menudo está formado por dos tipos de bandas horizontales: una traslúcida y otra opaca. ¿Qué se gana con ello? La primera función de un estor es proteger la intimidad, evitar que se vea través de las ventanas. Pero los estores opacos también evitan la entrada de luz con lo que para dejar que entra la luz debemos subirlo. Con los estores día y noche lo que se logra es combinar las diferentes ventajas de este tipo de complementos en un solo estor.