LAS GOLOSINAS ESCONDIDAS

Desde que empezó todo esto del confinamiento he de decir que no es que haya ido demasiadas veces a los supermercados, no porque no me fie sino porque no es que tenga demasiada necesidad y como han aumentado el precio de las bebidas azucaradas que era básicamente lo que iba a comprar dejé de ir del todo. Hasta el otro día que no tenía leche y tuve que ir a buscar un poco de leche de la central lechera que es la que les gusta en mi casa. Fui un poco obligado ya que yo no soy el que toma más leche en mi casa, pero no me quedó más remedio que ir si no quería tener follón con la parienta.

 

Además, cuando me mandan a mi al supermercado a hacer la compra siempre me terminan riñendo porque compro las cosas que me gustan a mi y que si no voy yo a la compra nunca me las compran y eso que son cosas baratas como las galletas de chocolate o el chocolate. Pero como en casa no quieren que coma esa clase de galletas se enfadan conmigo. Yo no le digo a nadie lo que puede o no puede comer por eso la mayoría de las veces tengo que esconder las cosas que a mi me gustan en el coche, que allí nadie va a ir a investigar si guardo unas chuches o cualquier cosa. Pero en verano tengo que tener cuidado porque de lo contrario las cosas con chocolate que tengo escondidas se me derretirían y no quiero que eso me pase. He pensado en la mejor solución y creo que es meter una nevera de la playa en el maletero y guardar ahí las cosas que no quiera que se me derritan.

 

Sé que de esta forma nunca voy a tener el cuerpo escultural que le gustaría a mi mujer, pero soy de la opinión que los pequeños placeres de la vida son los que causan una verdadera felicidad y es por eso por lo que sigo comiendo mis golosinas, aunque sea a escondidas de todo el mundo.