¿Qué alimentos congelados son más comunes en hostelería?

Los alimentos congelados presentan incontables beneficios para el sector de la restauración. Las bajas temperaturas permiten neutralizar la proliferación de microorganismos, prolongando así la vida útil del producto y elevando su seguridad alimentaria.

 

Para cualquier distribuidor de empanadillas congeladas, así como de otros preparados de carne, verduras y pescados, la congelación es un aliado de restaurantes, hoteles y otros establecimientos de alimentación. Además de incrementar el periodo de almacenamiento de los productos, este proceso maximiza su aprovechamiento y permite adquirirlos en cantidades más elevadas, obteniendo así un precio más competitivo para las empresas. Generalmente, los alimentos congelados reducen el tiempo necesario para su preparación y puesta en la mesa, ya que ingredientes como la patata, la zanahoria o la coliflor se adquieren troceados y listos para freír.

 

En restauración, los productos congelados y ultracongelados más solicitados son los pescados, las verduras, las carnes, los panes, los postres y los alimentos precocinados. A este grupo pertenecen las croquetas, las patatas fritas e incluso las tapas y manjares como el bombón de foie de pato o las piruletas de paté de perdiz, que están disponibles en el catálogo de proveedores de alimentos congelados.

 

En particular, las empanadillas congeladas ocupan un lugar destacado entre este tipo de alimentos, comercializados, sin aditivos y conservantes y con un severo control dietético. Mientras que prepararlo desde cero supone afrontar una serie de desventajas (conseguir los ingredientes, adquirir las habilidades y conocimientos necesarios, etcétera), el producto congelado permite disfrutar de este manjar sin estas complicaciones.

Los gourmets más exigentes podrán asimismo degustarlo en todas sus variantes: empanadas argentinas, chinas, colombianas, etcétera. En cualquiera de sus versiones, este preparado permite aprovechar aún más las ventajas de la comida congelada o ultracongelada gracias a su reducido tamaño, que facilita su transporte y posterior almacenamiento. En vista de lo anterior, los alimentos sometidos a bajas temperaturas abren un mundo de posibilidades para las empresas de restauración.