Comienza tu negocio con la menor inversión

Comenzar un negocio requiere de una inversión económica que puede ser mayor o menor en función de como se planifiquen las cosas. Hay aspectos en los que es realmente complicado ahorrar dinero, por ejemplo en el pago de tasas que son obligatorias y tienen un importe fijo. Como mucho, se puede ahorrar el dinero que se pagaría a una gestoría haciéndolo uno mismo, pero con el riesgo de olvidar algún papel y acabar sufriendo consecuencias.

Pero hay otros aspectos en los que sí es posible ahorrar dinero. Por ejemplo, si no se necesita de una oficina para recibir clientes, montar un despacho en casa hará que se ahorren muchos gastos de alquiler y que incluso se pueda deducir un porcentaje del IVA en el pago de los servicios. Para esto, la vivienda tiene que estar dada de alta como lugar de trabajo, algo fundamental para poder llevar a cabo esta deducción de manera legal.

También se puede ahorrar en la compra de los vehículos. Existen una gran oferta de vehiculos industriales de segunda mano que proceden de negocios que no llegaron a salir adelante. Se trata de coches o furgonetas con muy pocos kilómetros y que tienen una considerable rebaja en el precio respecto a su compra nuevos. Si se adquieren en un concesionario o en una compraventa oficial con factura, este gasto puede incluirse entre los amortizables de la empresa y por tanto, además de ahorrar dinero en la compra se podrá deducir una parte del IVA.

Ahorrando en el local y en la compra del vehículo, la mayoría de los negocios van a recortar gran parte de los gastos principales, por lo que la inversión inicial va a ser muy baja y será mucho más factible comenzar con la actividad empresarial sin tener que esperar a reunir un gran capital para evitar préstamos demasiado cuantiosos que, sobre todo al principio, pueden ser complicados de devolver.

En lo que no se debe de regatear es en las herramientas de trabajo principales, que siempre deben de ser de muy buena calidad para ofrecer al cliente un servicio eficaz y perfecto. Así, estarán satisfechos y funcionarán como nuestros mejores embajadores, al recomendarnos a amigos y familiares, una de las mejores maneras de promoción para cualquier negocio que comienza y que necesita hacerse con una agenda de clientes inicial con la que comenzar su andadura.


Preparando mi coche para venderlo en el mercado de ocasión

A veces las cosas no salen como uno quiere y a mí me toca vender mi coche para intentar recuperar parte del gasto que hice en él. No soy una persona que suela actuar por impulsos consumistas pero, por una vez, no pensé muy bien lo que hacía y, claro, no salió del todo bien. Encontré un nuevo trabajo y vi cómo mi cuenta corriente comenzaba a subir como hacía años que no lo hacía. Y entonces se me ocurrió la brillante idea: ¿por qué no comprar coche?

Algunos amigos me recomendaron que mirara antes  coches de segunda mano ourense que seguro que podía encontrar alguno que me gustara por menos dinero del que tenía pensado gastar, pero yo estaba decidido a comprar coche nuevo. Era la primera vez y quería permitirme un caprichito, aprovechando el momento de vacas gordas.

Me compré un Opel Astra gris metalizado, una maravilla tanto desde el punto de vista estético como de comportamiento en carretera. Pero a los pocos meses la empresa donde trabajaba fue absorbida por otra, y los nuevos nos fuimos a la calle. Tengo que decir que nadie se lo esperaba, pero a pesar de todo fue un poco negligente por mi parte no haber esperado y ahorrar el dinero del coche por si acaso.

Y así es como me tocó poner en venta mi precioso Astra. Esta vez sí que miré coches de segunda mano ourense, pero no para comprar, sino para ver cómo estaban los precios y cómo era la mejor manera de anunciar mi coche. Y es que mucha gente piensa en cómo comprar coche de segunda mano, pero no tanta en cómo venderlo…

Al tener pocos kilómetros y estar muy bien cuidado, no creo que vaya a tener dificultades en venderlo. De todas maneras, llevé el coche a revisión para que le hicieran un análisis a fondo. Soy de los que les gusta ir con la verdad por delante y no ocultar cualquier problema que pueda tener el vehículo. Por supuesto, también lo he limpiado a conciencia. Y, por último, unas fotos (casi profesionales) gracias a la cámara de un amigo. No tardaré en venderlo. Y con el dinero que saque, no compraré nada: a la cuenta corriente.


El cuentakilómetros trucado

A la hora de comprar un coche de ocasión toda precaución es poca. Como muestra sirva este caso real que supuso un sinfín de problemas para el comprador.

Le costó decidir el coche que quería a pesar de tener un presupuesto no demasiado alto. Primero miró coches nuevos de tipo utilitario y luego echó una ojeada a las berlinas de segunda mano de alta gama. Siempre le habían gustado los coches grandes y señoriales, pero no tenía suficiente dinero para comprar uno nuevo, así que olvidó el utilitario y empezó a centrarse en el mercado de ocasión.

Encontró un coche de segunda mano que le interesó pero lo vendía un particular y no le acabó de convencer. Tenía algún amigo que había tenido malas experiencias con sus coches usados y prefirió acudir a una empresa especializada. Entonces encontró lo que buscaba. Un concesionario cercano que vendía coches de segunda mano tenía un Audi A6 gris metalizado por un precio bastante atractivo.

Entraba dentro de sus gustos: Mercedes, BMW, Audi… Buscaba una buena marca que le diese seguridad. En la empresa le pusieron bastantes facilidades, probó el coche y todo parecía ir bien. No se lo pensó más y adquirió el coche de segunda mano. Pero a las pocas semanas se dio cuenta que algo no marchaba bien.

El motor empezó a hacer un ruido extraño y parecía que le costaba acelerar, se ‘ahogaba’, como se dice coloquialmente. Lo llevó al taller de un conocido y este le dio la mala noticia: el motor tenía mucho más de los 100.000 que marcaba el cuentakilómetros. Hizo un análisis más a fondo y llegó a la conclusión de que debía tener 400.000 y que, por supuesto, habían trucado el cuentakilómetros.

Cuando fue a la empresa que le habían vendido el coche, la amabilidad se tornó en apatía y empezaron a echar balones fuera. Era un timo en toda regla, pero a nivel legal el camino podía ser largo y tortuoso. Podían pasar varios meses hasta que le dieran la razón, y mientras tanto no podía estar sin coche. Tras varias amenazas llegó a un acuerdo para cambiar el motor, pero llegó a la conclusión de que el próximo coche sería un utilitario… nuevo.