El cuentakilómetros trucado

A la hora de comprar un coche de ocasión toda precaución es poca. Como muestra sirva este caso real que supuso un sinfín de problemas para el comprador.

Le costó decidir el coche que quería a pesar de tener un presupuesto no demasiado alto. Primero miró coches nuevos de tipo utilitario y luego echó una ojeada a las berlinas de segunda mano de alta gama. Siempre le habían gustado los coches grandes y señoriales, pero no tenía suficiente dinero para comprar uno nuevo, así que olvidó el utilitario y empezó a centrarse en el mercado de ocasión.

Encontró un coche de segunda mano que le interesó pero lo vendía un particular y no le acabó de convencer. Tenía algún amigo que había tenido malas experiencias con sus coches usados y prefirió acudir a una empresa especializada. Entonces encontró lo que buscaba. Un concesionario cercano que vendía coches de segunda mano tenía un Audi A6 gris metalizado por un precio bastante atractivo.

Entraba dentro de sus gustos: Mercedes, BMW, Audi… Buscaba una buena marca que le diese seguridad. En la empresa le pusieron bastantes facilidades, probó el coche y todo parecía ir bien. No se lo pensó más y adquirió el coche de segunda mano. Pero a las pocas semanas se dio cuenta que algo no marchaba bien.

El motor empezó a hacer un ruido extraño y parecía que le costaba acelerar, se ‘ahogaba’, como se dice coloquialmente. Lo llevó al taller de un conocido y este le dio la mala noticia: el motor tenía mucho más de los 100.000 que marcaba el cuentakilómetros. Hizo un análisis más a fondo y llegó a la conclusión de que debía tener 400.000 y que, por supuesto, habían trucado el cuentakilómetros.

Cuando fue a la empresa que le habían vendido el coche, la amabilidad se tornó en apatía y empezaron a echar balones fuera. Era un timo en toda regla, pero a nivel legal el camino podía ser largo y tortuoso. Podían pasar varios meses hasta que le dieran la razón, y mientras tanto no podía estar sin coche. Tras varias amenazas llegó a un acuerdo para cambiar el motor, pero llegó a la conclusión de que el próximo coche sería un utilitario… nuevo.